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Viaje de estudios a Barcelona 4º ESO 2018

VIAJE DE ESTUDIOS A BARCELONA 2018

(Para ver y/o descargar las fotos pulsa en estos enlaces: 1, 2, 3)

 

Día 1. 9:00. Salida del instituto rumbo a nuestro ansiado viaje. Llegamos muy cansados después de casi 9 horas. En Calafell fuimos corriendo directos a la playa. Nuestro hotel estaba justo al lado del mar. Después de organizar las habitaciones, bajamos a cenar. Más tarde celebramos el inicio del viaje con una fiesta en la disco del hotel. Pero nos fuimos a dormir no muy tarde pensando en aprovechar bien las visitas del próximo día.

Día 2. 8:00. Salida hacia Barcelona para iniciar la visita panorámica en Montjuic y el anillo olímpico. En las escaleras nos hicimos nuestra primera foto de grupo y compramos algunos souvenirs.

Visitamos el estadio, y paseamos hasta el mirador.

De allí nos llevaron al Parque Güell. Aunque estaban restaurando las bóvedas, nos encantaron las vistas panorámicas de Barcelona, los bancos con forma de serpiente decorados con azulejos siguiendo la técnica del “trencadís”, y la fuente de la salamandra. Allí nos hicimos varias fotos. Había muchísima gente en el parque y hacía mucho calor.

 

De allí nos fuimos a comer. En el restaurante fueron muy agradables con nosotros. La comida estaba rica. Al terminar nos fuimos al CosmoCaixa, donde teníamos entradas para la película del Planetario sobre la historia de la aviación: “El sueño de volar”. Alguno se durmió, otros salimos con dolor de cuello, pero mereció la pena.

Al salir del Planetario tuvimos tiempo libre para visitar el museo. Fue, junto con la Sagrada Familia, uno de los momentos más impresionantes de la visita a Barcelona. Podíamos probar las instalaciones del área científica, como la esfera de electricidad, el bloque de hielo, el tornado, las sombras donde se descomponía la luz… En el Bosque Hundido, nos sorprendió ver un hámster gigante, la capibara, y los enormes peces con cola de castor y bigotes de gato.

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De allí volvimos ya al hotel, agotados. No pudimos bañarnos en la piscina porque ya era tarde, pero nos dejaron quedarnos con los pies a remojo viendo los cambios de luces en el agua.

Día 3. 7:00. Madrugón para ir al Camp Nou. Nos impresionó lo grande que era. Pudimos bajar al césped, que, por cierto, se vendía en bolas de plástico a la salida. No preguntamos el precio, pero aseguraban que tenían “el sudor de Messi y las lágrimas de Ronaldo”. A alguno de nosotros no nos querían dejar entrar porque llevábamos camisetas de otros equipos, pero al final era broma.

Al terminar fuimos al Barrio Gótico, donde vimos la catedral y paseamos por las Ramblas.

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En el Mercado de la Boquería probamos unos zumos naturales de frutas riquísimos. De allí nos fuimos caminando al Acuario, y luego al Maremagnum a comer, donde tuvimos un rato de tiempo libre para hacer algunas compras. Aquí lo único negativo fue que el restaurante en el que teníamos reservada la comida había quitado los menús sin gluten hacía poco, así que algunos de nosotros tuvimos que irnos a comer al MacDonald’s…

Por la tarde, por fin, nos llevaron a ver la Sagrada Familia. Nos impresionó la falta de ornamentación interior, y, sin embargo, la sensación de belleza conseguida gracias a la luz que se filtraba por las vidrieras de colores. La altura de las columnas dejaba sin palabras.

 

 

De allí fuimos a visitar una de las famosas casas de Gaudí, la Casa Batlló, pero estábamos agotados y estaba llena de gente, así que la visita fue rápida. Aun así, nos llamó mucho la atención, sobre todo la terraza. De vuelta al hotel pudimos darnos un chapuzón rápido antes de cenar.

Día 4. Por fin… Lo que llevábamos 8 meses esperando… ¡Port Aventura! Fue el mejor día del viaje, y para alguno de nosotros, el mejor de su vida. La verdad es que había bastante cola en las mejores atracciones, así que varios de nosotros nos compramos el pase vip, y mereció la pena. Lo pasamos genial. Si estar con los amigos ya es divertido, imagínate estar con todos en uno de los mejores parques de atracciones del mundo… Y no solo por las atracciones, el parque es muy variado en su multiculturalidad y en sus espectáculos, así que hubo para todos. Algunos pasamos algo de miedo al principio en Shambala, todo hay que decirlo, pero después del susto inicial solo queríamos subirnos una y otra vez (pero no después de comer, claro…). No queríamos irnos, y cuando avisaron de que iban a cerrar el parque todavía nos subimos un par de veces más, así que llegamos tarde a la salida, donde nos esperaba el resto para hacernos la foto de grupo clásica.

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De vuelta al hotel, esta vez sí tuvimos tiempo de bañarnos en la playa y en la piscina a gusto, después de jugar un partido de fútbol en el que algunos nos lesionamos un poco… Y para terminar, pequeña fiesta de despedida en la disco del hotel. Todavía quedaban fuerzas. Ya dormiríamos en el bus de vuelta a Heras al día siguiente…

Dia 5. 8:00. Regreso a Heras. De este día quiero hablar yo (Yolanda, una de las profesoras), porque lo recordaré como el mejor y el peor día del viaje, todo en uno. Mientras esperábamos a subir al autobús para volver a Cantabria, en un momento de distracción mientras contábamos a ver si estábamos todos, me robaron la mochila. Llevaba todo lo imaginable que se puede llevar en una mochila cuando se va de viaje; de hecho, esa fue parte de la razón de que la dejara un segundo en el suelo para descansar del peso. Había hecho justo lo que me pasé el viaje entero diciéndole a todo el mundo que no hiciera: perder de vista mis cosas. Así que tuvimos que ir corriendo a la Policía Local de Calafell para hacer la denuncia, sabiendo que todo el mundo estaba agotado y esperando al sol en el autobús para poder regresar a casa.

Después de hora y media en la comisaría pudimos por fin marcharnos. Y durante el viaje, lo que empezó siendo una pesadilla terminó como una de las experiencias más emotivas de mi vida como profesora. Siempre presumo de que tenemos unos alumnos especiales, difíciles de encontrar, pero lo que hicieron ese día demuestra claramente que además son “personas” especiales, de una gran empatía y generosidad, con unos valores que cuestionan el estereotipo del adolescente como individualista o indiferente del que algunos hablan cuando filosofan sobre la sociedad actual. Porque habrían hecho lo mismo por cualquiera de sus compañeros o de sus profesores si les hubiera pasado a ellos.

Y lo que hicieron fue envolver a su profesora con sus cuidados (prestándome incluso a Pepitina para poder echar una siesta abrazada a la jirafa gigantesca que ganó Laura en Port Aventura), hacerme olvidar el disgusto, escribiendo durante el viaje, totalmente en secreto, mensajes de apoyo, llenos de cariño, y escapándose en Zaragoza a comprarme un IPod que sustituyera al que me había robado (mucho mejor que el mío, de hecho). El disgusto pasó rápido, ¿pues qué valor tienen las cosas al lado de tanto cariño? Como les dije al recibir el regalo, llorando como una magdalena, el verdadero tesoro son ellos.

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